Nostalgia
de pueblos perdidos para siempre
Recopilación: Luis Marcelo Pajín
de la Riva
Antes de ser inundado,
el viejo pueblo de Riaño simbolizaba
toda la esencia del pueblo leonés de las montañas.
La tranquilidad de sus calles, la nobleza de sus habitantes,
la nieve de sus inviernos y el verdor de sus primaveras, el
encanto de su arquitectura, lo bondadoso de su gastronomía
(las mejores truchas del país) y otras tantas cosas,
hacían de aquel bello pueblo un lugar casi ideal. Por
desgracia para todos, el actual Riaño
(del que sólo la iglesia principal pertenece al Riaño
original) no es demasiado atractivo. Los espacios verdes que
rodeaban al Riaño original eran también impresionantes.
Una fértil vega, unas montañas impresionantes
en su entorno (Pico Fontún y estribaciones de
los Picos de Europa) y la proximidad a otros valles
y grupos montañosos igualmente magníficos (Valdeburón,
Valdeón, Sajambre y Tierra de La Reina) hacían
del viejo Riaño, todo un mito. Un mito,
entre los leoneses, que tuve la suerte de conocer aunque aún
fuera demasiado pequeño. Es una pena que hoy ya nada
sea igual. La inundación (promovida por el franquismo
y ejecutada por Felipe González) acabó
con prácticamente todo. No ostante, aún merece
la pena acercarse a los Valles de Riaño
y disfrutar de las montañas que lo rodean y de los pequeños
pueblos próximos a él (Burón, Acebedo,
Maraña, Boca de Huérgano, Portilla, Oseja, Valdeón...).
Artículo aparecido en http://elespacioneutro.blogspirit.com/viaxes/
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Recopilación:
Luis Marcelo Pajín de la Riva.