Información Geográfica e Histórica
+ Recuperando pueblos
+ Cartografía
+ Toponimia
+ Evolución histórica
+ Ordenación Territorial
+ Geo Inteligencia A.

 

Secciones
+ Celebraciones
+ Cultura
+ Documentos
+ Genealogía
+ Historia
+ Identidad Leonesa
+ Infraestructuras
+ Medio Ambiente
+ Mundo Rural
+ Paisanos
+ Patrimonio
+ Proyectos
+ Pueblo a Pueblo
+ Rutas Alto Esla
+ Tradiciones
+ Turismo

 

www.altoesla.com
Web dedicada la Montaña Oriental Leonesa, especialmente a los valles de Aleón, Alto Cea, Riaño, Sajambre, Tierra de la Reina, Valdeburón y Valdeón.

 

 

Confines del Pueblo Astur y su lengua
Mapa de los límites de los pueblos Astures coetaneos con Roma.

La lengua astur-leones nunca salió de asturias, león, zamora y norte de salamanca. Teniendo en cuenta la extensión del territorio del antiguo reino de león, parece que jamás se impuso en todo el reino, ni en galicia, ni parte de cantabria, ni el norte de portugal,etc...La lengua existia aquí,y aquí se quedó. El intercambio de culturas entre astures, galaicos, cantabros y portugueses, hizo que muchas palabras del astur-leonés parecidas o exactas al gallego y viceversa. Mas tarde llegó la imposición de otros idiomas y su consiguiente progresiva desaparición.

 

Servicios
+ Busca Personas
+ Datos en Directo
+ Descargas
+ Enlaces
+ Estadísticas
+ Guía Turística
+ Mapa de la Web
+ Noticias de Prensa

 

Comunidad
+ Album de fotos
+ Chat
+ Foro
+ Libro de visitas
+ Quienes Somos
+ ¡Regístrate!

 

Colaboraciones
+ Colaboradores
+ Patrocinadores
+ Publicidad

Primitivos Pobladores de la Merindad de Valdeburón
Por Luis Marcelo Pagín de la Riva. Burón Verano 2004.

La antigua Merindad de Valdeburón se encuentra situada en el noreste de la provincia de León, cercana al macizo central de los Picos de Europa. Su relieve está formado por altas cumbres formadas durante el plegamiento alpino, profundos valles de difícil acceso excavados por los glaciaciones del cuaternario y sometidos a un intensa erosión de ríos y torrentes que descienden hacia los valles donde encontramos terrazas fluviales, lugar de asentamiento de los núcleo de población.

Su clima es duro y riguroso. Inviernos largos y fríos, con frecuentes nevadas y heladas y los veranos son cortos y suaves. Todo ello contribuye a una vegetación típicamente alpina, con grandes praderías destinadas al pastoreo de ganado y bosques frondosos de robles y hayedos.

Hasta ahora no se han hallado restos antropológicos en la zona, lo cual no significa la inexistencia de poblados durante la prehistoria. En el Paleolítico el hombre conoció la región de los Picos de Europa cubierta por hielos que descendían hasta los 1400 mts. y lenguas de glaciares que descendían hasta los 750 metros. Al encontrarse sometida a las glaciaciones del Cuaternario la presencia humana era escasa, se reducía a las cuevas , lugar de refugio de un clima riguroso y de los animales. Eran grupos reducidos, dedicados a la caza de animales salvajes, de donde conseguían sus alimentos y vestido. Cuando los rigores climáticos se atemperaban, la recolección de frutos silvestre se agrega a su actividad cazadora. Al fina del paleolítico, durante el Magdaleniense, encontramos restos humanos en el valle de Sella ,donde se han hallado distintos utensilios utilizados por el hombre en su actividad cotidiana: azagayas, raederas, puntas de flechas, etc.( Yacimiento de Tito Bustillo, Collubil, Los Azules …. )

Durante el Neolítico el clima se suaviza, los hielos se retiran hacia las altas cumbres, quedando los valles libres. El hombre sale de las cavernas y se asienta en los valles fluviales. Se hace sedentario, empieza a cultivar la tierra y se hace sedentario. La Edad de Bronce es decisiva para la presencia del hombre en la región. Se han encontrado abundantes restos y utensilios en el puerto de Ventaniella, en donde se halló un monumento megalítico que señalan la presencia del hombre y una vía de acceso a Valdeburón. Igualmente se descubrieron restos humanos en el valle del Ponga y Sobrefoz.

A partir del 1100 A.C. la Península Ibérica se ve sometida a la invasión de pueblos provenientes del norte y centro de Europa, que traen la cultura del hierro. Estos pueblos se asientan en el norte de la península y acceden en grandes oleadas. Son los pueblos indoeuropeos, donde destacan los astures, cántabros, autrigones, vacceos, várdulos… En nuestra región se asientan los cántabros y astures que cuando los romanos llegan a la península(218 A.C.), ya ocupaban un área importante del norte. Sus límites son difíciles de precisar: al N. el mar Cantábrico; al W el río sella hasta frente en Oseja de Sajambre, para internarse hacia occidente hasta Cofiñal y de allí replegarse hacia el sudeste, siguiendo la línea de las cumbres de Mampodre y Montes Pardomio hasta Cistierna, continuando hacia el Este por Guardo, Peña Amaya o por Almanza más al Sur.

Eran pueblos guerreros, se asentaban en castros situados en altura desde donde divisaban todo el valle y rodeados de fuertes murallas defensivas. Su principal actividad económica era la ganadería y en menor medida la agricultura, junto con la recolección de frutos silvestres. El geógrafo Estrabón nos hace la descripción más interesante de estos pueblos: “Todos los montañeses son austeros, beben normalmente agua, duermen en el suelo y dejan que el cabello llegue muy abajo, como mujeres, pero luchan ciñéndose la frente con una banda. Comen principalmente chivos y sacrifican a Ares un chivo, cautivos de guerra y caballos. Hacen también hecatombes de cada especio al modo griego… Los montañeses, durante dos tercios del año, se alimentan de bellotas de encina, dejándolas secar, triturándolas y luego moliéndolas y fabricando con ellas un pan que conservan un tiempo. Beben cerveza y el vino, escaso, lo beben en raras ocasiones, pero el que tienen lo consumen pronto en festines con los parientes. Usan manteca en vez de aceite. Comen sentados en bancos construidos contra el muro y se sientan en orden a la edad y al rango. Las manjares se pasan en círculo y a la hora de la bebida danzan en corro al son de la flauta y trompeta, pero también dando saltos y agachándose. Todos los hombres visten de negro, sayos la mayoría, con el que se acuestan sobre jergones de paja. Utilizan vasos de madera, igual que los celtas. Las mujeres van con vestidos y trajes floreados…. A los condenados a muerte los despeñan y a los parricidas los lapidan más allá de las montañas o de los ríos…. A los enfermos, como antiguamente los egipcios, los exponen en los caminos para los que han pasado la misma enfermedad los aconsejen. “


Aspecto a destacar de estos pueblos es el papel realizado por las mujeres, encargadas del cultivo de la tierra, limitándose a pequeñas extensiones, a maneras de huertas y que realizaba con azadas. Obtenía cultivos de huerta, además de la cebada necesaria para la fabricación de cerveza, de trigo y lino. Su importancia para la comunidad fue decisiva en todos los órdenes, convirtiéndose en las dueñas de la tierra y en el centro del grupo familiar (sistema matriarcal). Su vinculación a la tierra lleva consigo que al casarse ella no lo abandonaba, sino que era el marido quien se separaba de su familia y entraba a formar parte de la de su mujer, estableciéndose en su casa. La filiación y el parentesco se refieren a la madre y la propiedad de la tierra se transmitía a las hijas, no a los hijos que abandonarían el hogar al casarse. En definitiva, la mujer era que la heredaba.
Ritual destacado de estos pueblos era el ritote la covada que consistía en que el padre, durante el nacimiento del hijo o inmediatamente después, recibe el tratamiento que se dispensa a la madre. Los varones ocupaban el lecho de la mujer que había parido, dedicándose ésta a sus tareas habituales.

Otro aspecto destacado de nuestros antepasados cántabros y astures es el bandolerismo. Estrabón nos dice “la mayor parte de los habitantes, dejando de vivir de la tierra, vivían del robo y en guerra continua entre sí y contra sus vecinos”. Diferentes autores romanos hablan del bandolerismo endémico de los cántabros y astures y de sus continuas incursiones y saqueos a los pueblos situados en la mesetas, sometidos ya por Roma ( Vacceos, Turmogos, …). Las continuas incursiones sobre los pueblos meseteños será una de las causas de las Guerras Cántabras. A esta labor de bandidaje se dedican los hombres, guerreros temidos y apreciados por los romanos por su destreza en el combate y valentía y que se opusieron a la dominación romana durante las guerras cántabras con continuas sublevaciones y revueltas cuando los romanos pensaban que tenían el territorio controlado y con épicos episodios como la del monte Vindio donde, según historiadores romanos, los guerreros allí refugiados perecieron de hambre antes de entregarse a los romanos.
La derrota de cántabros y astures supuso que fueran obligados a asentarse a lo valles, siendo deportados y vendidos como esclavos a los grandes propietarios de tierras en la Bética. Sin embargo Roma no tuvo una dominación absoluta sobre estos pueblos ya que espíritu aguerrido, belicoso y amante de su modo de vida provocó revueltas contra los ocupantes. De ahí que Roma se mantuviese alerta con la Regio VII Gémina asentada en León.

Este deseo de independencia y rechazo a la ocupación por otros pueblos será una constante por parte de estos pueblos. Los visigodos tampoco lograron su dominación absoluta .En 632 S. Isidoro pinta a los cántabros como contumaces y siempre dispuestos al saqueo y a la lucha, y después de la invasión musulmana tenemos noticias del asentamiento en estas tierras de nobles visigodos que huyeron de los árabes y que contactaron con cabecillas locales para organizar la resistencia a la dominación .La presencia árabe supuso un despoblación de los valles, con huída de la población hacia en lado norte de la Cordillera Cantábrica.

Durante los primeros momentos de la Reconquista se produjo una repoblación masiva de la Merindad, existiendo en el S.IX una población asentada en Valdeburón. Se constituye por estas fechas la Merindad de Valdeburón, compuesta por los concejos de Valdeón, Aleón, Sajambre, Burón y Maraña, dirigida y administrada por un merino, de elección popular, teniendo a su cargo la administración de justicia, poseyendo ejército propio y celebrando una asamblea anual en la Hospedería de Pontón, centro geográfico de los cinco concejos.

Por Luis Marcelo Pajín de la Riva. (Verano de 2004)

¡Queremos provocar tu interés!
Ir al comienzo de la página