Últimas
fotos del invierno en el Alto Esla
¡El
Alto Esla, Tan cerca de tí y tan olvidado!
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CADA FOTO PARA AMPLIARLA
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Cuadras
en el nuevo Burón |
Desfiladero
entre Portilla y Llánaves de la Reina. |
Casas
de Burón ... |
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Panorámica
del pueblo de Liegos. |
Maraña.
La más remota y nevada población de Valdeburón. |
Llegando
a la Plaza del ayuntamiento de Maraña. |
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Este
que casi no podéis ver es el Auntamiento de Maraña. |
Ermita
de Nuestra Señora de Pontón. Cerca del puerto
del mismo nombre... |
Una
Casa de "La Uña". Retirando la nieve del tejado
paa evitar daños en la vivienda. |
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Subiendo
el puerto de Tarna en el valle de Riosol, podemos contemplar
unas casas ilegales construidas en su día por veraneantes. |
Casi
al fin del valle de Riosol encontramos la ermita de Nuestra
Señora de Riosol de la que es gran devoto el valle de
Valdeburón. |
cerca
de la ermita existe una majada para el cobijo del ganado. |
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Impresionante
imágen de un invernal del valle de Riosol en medio del
bosque y bajo un gran coloso. |
¿Has
visto como está de nieve el Pico Burín? La foto
está tomada desde el Pueblo de Burón. |
El
pantano helado. En frente el pico de la Cruz. Foto tomada desde
el cruze de Torteros. |
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Una
Casa en Burón... |
Vista
del Macizo de Mampodre desde la carretera de subida al puerto
de Tarna por el valle de Riosol. |
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Casas en "la Uña"... |
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Impresionante
foto de Liegos (Valle de Valdeburón) |
Una
zona de Riaño. |
Aprovechando
el buen día. Por el puerto de Las Señales |
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Subiendo
el puerto de "Las Señales" |
Desde
el Puerto de Las Señales. Panorámica del valle
de Riosol. A la izquierda la mole del Pico Ten. Al fondo vemos
los montes de San Glorio. |
Una
Panorámica del Puerto de "Las Señales"
donde sería viable una estación de esquí
de fondo. |
Jardín de invierno
Llega el invierno. Espléndido dictado
me dan las lentas hojas
vestidas de silencio y amarillo.
Soy un libro de nieve,
una espaciosa mano, una pradera,
un círculo que espera,
pertenezco a la tierra y a su invierno.
Creció el rumor del mundo en
el follaje,
ardió después el trigo constelado
por flores rojas como quemaduras,
luego llegó el otoño a establecer
la escritura del vino:
todo pasó, fue cielo pasajero
la copa del estío,
y se apagó la nube navegante.
Yo esperé en el balcón
tan enlutado,
como ayer con las yedras de mi infancia,
que la tierra extendiera
sus alas en mi amor deshabitado.
Yo supe que la rosa caería
y el hueso del durazno transitorio
volvería a dormir y a germinar:
y me embriagué con la copa del aire
hasta que todo el mar se hizo nocturno
y el arrebol se convirtió en ceniza.
La tierra vive ahora
tranquilizando su interrogatorio,
extendida la piel de su silencio.
Yo vuelvo a ser ahora
el taciturno que llegó de lejos
envuelto en lluvia fría y en campanas:
debo a la muerte pura de la tierra
la voluntad de mis germinaciones.
Pablo Neruda