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El Libro inédito "La
vocación del médico rural"
Por
Manuel R. Troncoso
Correo
recibido del entrañable y polifacético ex-médico
de Burón: |
Amigo karlos:
Un saludo muy afectuoso...
... estoy escribiendo
un libro sobre mi ejercicio profesional en Peranzanes y
en Burón. Probablemente se titulará "La
vocación del médico rural". Ya lo he
terminado. Estoy ahora en la segunda lectura para corregir
determinados párrafos, luego le ilustraré
con fotografías que hice durante mi estancia en los
dos municipios y después se publicará cuando
una editorial decida, que ello ya no dependerá de
mi. Creo que antes me saldrá uno en gallego titulado
"Contos lerias e rexouvas".
Te envío un apartado del capítulo X del libro,
como muestra, en este caso trata sobre el paisaje, tal como
yo lo he vivido. A ver si te gusta. Si lo deseas puedes
incorporarlo a la página del Alto Esla.
El libro tiene cerca de 200 páginas y XVI capítulos.
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Un
saludo muy afectuoso
Manuel R. Troncoso |
Del
libro todavía inédito “LA VOCACIÓN
DEL MÉDICO RURAL”
de Manuel Rodríguez Troncoso
(ex -médico de Burón). 2ª parte.
Capítulo X. Paisaje
de Valdeburón
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1. El paisaje: El
paisaje de Valdeburón y de toda la zona, incluyendo
Riaño y los valles próximos del Alto Esla, era
(y es) uno de los paisajes más hermosos de montaña
dentro de la Península Ibérica: blanco en invierno
con todas sus sierras, laderas y poblados cubiertos de nieve;
y verde y frondoso el resto del año. Un paisaje que
emocionaba. Por eso, pasados unos años, inspirado con
su recuerdo escribí varios poemas entre ellos los que
transcribimos en esta páginas:
Todo
era blanco
¿Qué deleite viajar
sobre la capa blanca de nieve fresca,
nieve esponjosa,
y dejar huellas blancas sobre el camino.
¡Sobre la nieve virgen de copos blancos!
Y ver en la pradera, caminando sobre sus patas largas
a la cigüeña;
a los jabalíes,
entre hayas y acebos, por la ladera.
¡Paisaje blanco!
Montañas blancas,
caminos blancos!
Blancura limpia, casi infinita!
¡Qué deleite viajar sobre la nieve virgen
de la montaña
y dejar sobre ella… huellas primeras!
Todo era blanco…
como las plumas de la cigüeña.
3-2-1989 (día de San Blas)
Sus macizos montañosos y picos elevados le daban (y
dan) una singular belleza, acrecentada con la frondosidad
de los hayedos y robledales de sus laderas, verdes en primavera
y verano y dorados en otoño; y con las amplias praderas,
que se hallaban en los valles próximas al Río.
Algunas de estas praderas -como la vega de Vegacerneja- se
llenaban de “grillandas”(*)
amarillas abundantísimas (¡la
alegría de los niños!), que brotaban tan pronto
como desaparecía la capa de nieve del invierno, compitiendo
con la hierba verde.
Grillandas
Reflejos de colores…
verde y amarillo en la pradera verde.
Niños ilusionados abrazan los narcisos
(grillandas de los prados)
en la vega del río:
como las manos tiernas de los niños.
………….
¡Adiós pradera verde de la Vega,
adiós primavera de los prados,
adiós goce puro de los niños;
adiós “grillandas”,
flores silvestres, montesinas… narcisos!
A lo anterior se sumaba la frescura y pureza del Esla y sus
afluentes, de aguas plateadas y limpias, que recorrían
sus valles, así como los chopos, verticales y ufanos
de sus orillas, muchos ¡orgullosos! con sus nidos, en
su cima, de cigüeña. Éstas volvían
cada año. Estaban estáticas durante numerosas
horas de pie, felices, apoyadas sobre una pata, como si estuviesen
contemplando el paisaje, mientras cuidaban de sus polluelos.
¡La cigüeña sobre su nido era una estampa
preciosa!
Recuerdo tres
chopos
Recuerdo tres chopos al lado del río
y sobre sus copas había tres nidos
la madre cigüeña, de pico rojizo,
sobre un zanco sólo posaba en el nido.
La sierra malvada, un día maldito,
cortó los tres chopos.
¿Por qué se talaron mis chopos amigos?
No sé por qué ha sido.
Recuerdo tres chopos al lado del río.
Formaban parte del paisaje la villa de Burón, Lario,
Polvoredo, Vegacerneja, Retuerto, Cuénabres y Casasuerte,
situados en diferentes lugares, a pocos kilómetros
de distancia entre si, pertenecientes al mismo municipio;
así como los ayuntamientos de Riaño, Acebedo,
Maraña y Boca de Huérgano (éste en Tierra
de la Reina), con numerosos poblados. En la otra ladera del
puerto de Pontón se halla Oseja de Sajambre, camino
de Cangas de Onís y de Covadonga, a través del
desfiladero de los Beyos, uno de los desfiladeros más
impresionante y hermoso de Europa(*).
Subiendo a Panderrueda(*)
se ve el valle de Valdeón, coronado por los monumentales
Picos de Europa. Es, en su conjunto, el paisaje del Alto Esla,
con sus alrededores, de una grandiosidad paisajística
extraordinaria.
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(1)
Llaman “grillandas” en el Alto Esla a los narcisos
amarillos. (2)
Lo consideraron así, como “uno de los
desfiladeros más bellos de Europa” unos ingenieros
holandeses, según consta en una gran lápida
de mármol que se halla en un lateral de la sinuosa
carretera.
(3) En Panderrueda hay el mirador Piedrafita,
que fue inaugurado por Franco a finales de la década
de 1960. A su inauguración acudimos muchos habitantes
de la comarca. Desde este mirador se puede contemplar todo
el valle de Valdeón además de la grandiosidad
de los Picos de Europa.
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1) Pantano de Riaño,
óleo sobre tela |
2) Vista de las montañas
del Alto Esla desde el puerto del Pando. En el fondo la cara
Sur del Pico Burín (o Pico Yordas). Riaño está
en la zona central triangular que tiene mayor claridad. Óleo
sobre tela |
Desde
que se cerró la presa del pantano de Riaño, el paisaje ha cambiado.
Desapareció parte del río, así como las villas históricas de
Burón, Riaño y otros pueblos y en su lugar se halla el pantano,
con su gran masa de agua en la que se reflejan con cierta tristeza
las montañas. Surgieron el Nuevo Burón y el
Nuevo Riaño, en cotas más altas, pero son poblados
modernos que no se parecen en nada a los históricos y entrañables
Burón y Riaño, pues carecen del tipismo y de los rincones peculiares
que existen en los pueblos que se forman durante siglos. Pese
a ello el paisaje sigue siendo de una gran belleza para el visitante
ajeno. No tanto para los hijos del Burón y Riaño tradicionales,
ni para los que tuvimos el honor de residir en la comarca mucho
tiempo y criar en ella a nuestro hijos, pues esa belleza que
percibimos en la realidad cuando vamos a la zona, está teñida,
subjetivamente, con sentimientos de congoja y de nostalgia.
No podemos de dejar de citar el Valle de Riosol y el de Valdosín
(éste propiedad del pueblo de Burón), ambos -en los meses de
primavera y verano- también de un gran atractivo. A ellos se
puede llegar por la carretera que sube al puerto de Tarna. Si
se desea, se puede contemplar a vista de pájaro la mayor parte
de las montañas del Alto Esla, observándolas desde el puerto
del Pando, con una perspectiva diferente no exenta de encanto.
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