Subimos
al Pico Jario (1.913 metros) 09.09.2007
A las 9 de la mañana salimos de Soto de
Sajambre con un cielo totalmente limpio y nos dirigimos
por un camino amplio, apto para coches, muy cómodo
para andar, y que por tanto da un amplio rodeo dirigiéndose
a la derecha siempre entre árboles. En esta primera
parte del camino el bosque está formado por un gran
número de especies diferentes, que más arriba
dejan paso al clásico bosque de hayas con robles
en algunas zonas, algunos de ellos de mucho porte.
Al cabo de algo mas de media hora se nos anuncia
el Mirador del Porro, que detrás de este
raro nombre permite contemplar unas vistas impresionantes
del valle de Sajambre y de las montañas que lo rodean.
El espectáculo de bosque casi ininterrumpido y montañas
elevadas no tiene nada que envidiar a cualquier otro que
yo conozca. El pico Pozúa ó Jián preside
el paisaje.
Tras otra media hora larga llegamos a una valla
que los coches ya no pueden superar, tras la cual,
diez minutos después, se abre el bosque y entramos
en el valle de Vegabaño, con praderas en el centro
totalmente rodeadas de bosques de hayas. A la izquierda,
al norte, se despliega el macizo occidental de Picos de
Europa, con Peña Santa destacando. A la derecha está
el más modesto Pico Jario, que separa Vegabaño
de Sajambre.
Unos cientos de metros más adelante llegamos
al refugio de Vegabaño, muy acojedor y atendido
por gente joven, y entre ellos Dobraibai, un chavalín
muy despierto de ocho meses.
Pasamos el refugio e inmediatamente giramos a la
derecha y nos adentramos en el bosque, del que
salimos un rato después a las praderas superiores,
donde como es obligado hay una caseta para pastores. Tenemos
encima la cresta del Jario y decidimos ascender de nuevo
por la derecha hacia el collado, para después crestear.
Entre los últimos árboles nos sorprenden unos
viejos abedules que no esperaba encontrar a esta altura.
Llegados al collado nos admira el paisaje
tan amplio que se contempla, y que desde la cima aún
es más deslumbrante. Por cierto, desde el collado
la subida al Jario se me hace muy semejante a la del vizcaíno
Ganekogorta: cortado por la izquierda, ladera herbosa por
la derecha. Desde lejos se aprecian los grandes semicírculos
de hierba más oscura que nos avisan de setales, también
distinguimos grandes setas blancas.
Desde la cumbre (llegamos hacia la una) la vista
alcanza una gran extensión de terreno en
el que identificamos muchos montes conocidos y queridos.
Empezando por el Oeste,
el pico Pileñes y la Peña
Ten, el macizo de Mampodre, más
al Sur Ricacabiello y el Pico Burín,
con las Pintas detrás, y más
cerca de nosostros el Pozúa, después
el Pandián sobreel pueblo de La
Vega y siguiendo hacia el Este el Gildar
y Gabanceda sobre Cuénabres y Casasuertes.
Tras éstos, cerrando el horizonte, altos y lejanos,
los montes de San Glorio, últimos
de León que se divisan. Siguen después de
l puerto de Pandetrave, y ya más
cerca de nosotros, Peña Remona y
la Torre del Friero, del macizo
central de Picos de Europa. El panorama lo completan
por el Norte Torre Bermeja y Peña
Santa, del occidental.
La vista sobre Vegabaño y Sajambre es espléndida
y nos impresiona. Entre el bosque ininterrumpido
distinguimos dos pequenos claros que identificamos como
el alto del Puerto de Pontón y más a la derecha
los prados de Llavarís, entre Pontón y Panderrueda.
El descenso lo hacemos en línea recta hacia
Soto, a través de un bosque interminable
de hayas y sin cruzarmos con camino alguno, grande o pequeño,
durante una hora hasta que, cerca ya de Soto, salimos al
camino de subida. |